La alta incidencia de la COVID19 en las residencias de ancianos nos ha hecho preguntarnos a toda la ciudadanía sobre las limitaciones de este modelo. Hemos vuelto a contactar con algunas de las 4.225 residencias a las que hemos llamado, y seguimos enviando dos veces por semana un correo a todas ellas. La situación sigue siendo muy vulnerable para más de 300.000 ancianos y ancianas ya que:

  • Hay muchos trabajadores/as de baja, por lo que no se cuenta con todas las plantillas al completo
  • Las y los residentes se encuentran en especial situación de soledad tras tantas semanas en sus habitaciones, acentuándose cuadros con alzheimer.
  • Sigue habiendo muchas carencias de material, especialmente guantes, pero también mascarillas y pantallas. Seguimo enviando material pero cada vez hay menos disponibilidad de donaciones.
  • Puede haber un repunte de casos si no se toman las medidas adecuadas para evitar contagios.

Para atender estas necesidades, han ido surgiendo algunas iniciativas en residencias que merecen ser destacadas; mencionamos tres:

Locutorios de cristal

Para recibir la visita de familiares y amistades con mayor tranquilidad, muchas residencias están instalando cabinas de cristal en la entrada. Un simple cristal de seguridad con instalación incluida de hecho no cuesta más de 300€ y puede ser una gran

solución para recibir visitas de familiares. Algunas también están aprovechando las ventanas que tenían a nivel de calle, realizando la llamada de voz por teléfono. Más info»

Refuerzo médico

En el caso de esta zona de Madrid, los fallecimientos se redujeron de 300 a la semana a 30 durante el tiempo que han estado atendiendo a residencias.

Ventanas que unen

A través de un banco de 566 tablets con 566 sims de datos, se ha puesto a disposición de 379 residencias de mayores una forma de conectarse con sus familias.

28.000 usuarios potenciales y sus familias, conectados. Tras un mes de uso pueden renovar los datos o bien devolver la tablet para un nuevo uso en otra residencia.


Todas las residencias, ya sean privadas o públicas, tienen en común algo: un personal extraordinario, con excelentes capacidades, pero muy escaso para atender las necesidades tan diferenciadas que tienen. El número de trabajadores por anciano que marca la ratio oficial es suficiente para las labores básicas de atención, limpieza y comidas, pero complica atenderlos de manera personalizada, más aún en momentos como los que estamos viviendo, tal y como se mencionaba en uno de los programas de radio en el que hemos participado como Somos Memoria

Detrás de cada anciano, hay toda una biblioteca. Detrás de cada trabajador/a hay todo un mundo. Debajo de cada residencia todo un iceberg. Detrás de cada familia, mil razones y preocupaciones. En cada residencia de mayores conviven muy de cerca personas con un alto grado de dependencia, con personas con una memoria extraordinaria que apenas caminan, o personas que caminan todo el día pero no saben donde están. Todas han llegado allí esperando que de esa manera se cubran mejor sus necesidades.

De los ancianos como símbolo de sabiduría y experiencia, a los que acudimos para pedir consejo, hemos pasado en 20 años a toda una generación en residencias. Todos como sociedad podemos perder nuestra memoria y nuestras raíces, por eso nace este proyecto Somos Memoria, como bien recuerda la maravillosa Antonella Boglia en este programa en el que recuerda buenos proyectos que han salido en esta pandemia.

Fue en casa de nuestros abuelos donde aprendimos que “más vale tarde que nunca” y que “lo mejor es enemigo de lo bueno”. No es tarde aún para que todas las residencias estén lo mejor equipadas posibles y que nuestros mayores estén reciban el buen material que ya hay. Conservemos biodiversidad humana, y no perdemos sabiduría y conocimiento, porque perdemos una parte esencial de nosotros como seres humanos. ¡Te invitamos a escribir en el album de Somos Memoria!